Los tratamientos actuales ofrecen moderados beneficios sintomáticos
pero no hay tratamiento que retrase o detenga el progreso de la enfermedad.
Se ha sugerido un número variado de hábitos conductuales
pero no hay evidencias públicas que destaquen los beneficios de esas
recomendaciones, incluyendo la alimentación y la dieta equilibrada. El papel que juega el cuidador es fundamental.
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